EL BUEN MANTENIMIENTO DE NUESTRA COMPUTADORA MENTAL


Podría decirse que la mente humana es el disco duro que existe en cada uno de nosotros.  Rocío Merlo ofrece algunas prácticas mentales para alcanzar un mejor estilo de vida.

Por Rocío Merlo


Hace algunos años, mientras asistía a un curso escuché una frase que aún recuerdo claramente: “nuestra mente es como un ordenador”. Quizás sea mucho más común escuchar frases como ésta hoy en día, pues casi todos entendemos el sentido de que la mente es nuestra propia computadora personal; una computadora que por cierto, aún no hemos logrado comprender en su totalidad. Inclusive muchas veces ni siquiera le ponemos atención, y como consecuencia, la usamos con una muy limitada capacidad.

Tal como sucede con la computadora, la mente también la podemos limpiar y actualizar, e inclusive apagar. Solo es cuestión de saber desenchufarla.

Siempre resulta complejo hablar de porcentajes específicos; Albert Einstein, por ejemplo, decía que los humanos solo usamos el 10% de nuestras mentes. El año pasado la película Lucy (que además me encantó y se las recomiendo) del director francés Luc Besson, presentaba el tema de lo que pasaría si las personas usáramos el 100% de nuestro cerebro. Aunque su género es claramente ciencia ficción, la película expone el supuesto nivel hasta dónde llegaría el alcance de nuestras capacidades. No sé qué tan objetiva sea esta referencia, pero lo que sí estoy consciente es que ciertamente limitamos nuestras mentes de manera permanente.

La mente humana es algo ciertamente fascinante. Por nombrar otro paradigma, existen académicos que confirman que la mente posee la capacidad de la telepatía. Incluso creen que esto era un elemento común en épocas de antaño, y que era a través de la mente que algunos nos comunicábamos. A medida que las sociedades desarrollaron características como los prejuicios, el odio, la envidia, la traición o el orgullo, empezamos a cerrarnos intelectualmente. Caímos en cuenta que era mejor que ciertas cualidades no fuesen conocidas por los demás, y así nos fuimos cerrando y a la vez distanciando de la telepatía. Igualmente cerramos también nuestro contacto con la esencia, con la energía, con la Madre Tierra, con la naturaleza. Y al perder la conexión con todos estos elementos, empezamos a borrar la mayoría de información de nuestro “disco duro”.

Otros consideran que la mayor dificultad de la mente es su sólida ordenanza en cada uno de nosotros. Nos llenamos de preocupaciones, enojos, suposiciones; nos carcomen pensamientos de cosas o situaciones que ni siquiera han sucedido, y ni sabemos si van a pasar. Algunas personas no logran apagar la mente ni siquiera cuando duermen. Pues tal como sucede con la computadora, la mente también la podemos limpiar y actualizar, e inclusive apagar. Solo es cuestión de saber desenchufarla.

Y aún más importante lo es el mantenimiento de ésta. ¿Pero cómo lo hacemos? Pues muy sencillo – seleccionando cuidadosamente lo que programas en ella, porque de esto depende que se mantenga en buen estado. Con lecturas, palabras, pensamientos, vivencias. Siempre hay maneras de seleccionar cosas que nos beneficien, lo importante es saber trabajar constantemente en ello. Porque al hacerlo, nuestras acciones diarias estarán cargadas de esta misma frecuencia, al igual que nuestras energías y manera de pensar.

Es por estas razones que es tan importante lo que decidimos cargar en nuestro disco duro personal. Además que al tener una mente sana, tendrás también un cuerpo sano. Una mente saludable, tranquila y balanceada es capaz de crear un estilo de vida en equilibrio, colmado de experiencias positivas y duraderas. Por eso en esta ocasión te invito a que seamos responsables de lo que pensamos, y por ende, a disfrutar más de lo que sentimos.


Rocío Merlo es comunicadora profesional y amante de la filosofía y la psicología. Puedes contactarla escribiéndole a chio@grupovantelo.com

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