EL BUEN JUGUETE

 

Por Vidal Schmill


Con tanta indagación científica y tecnología nueva, en tiempos de tanta presión para que los niños desarrollen sus múltiples inteligencias y se preparen para el mundo global, como padres es inevitable tener dudas respecto a qué tipo de juguete será bueno para nuestros hijos.

Existe una oferta inagotable de juguetes educativos, o que se ostentan como tales, con campañas de mercadotecnia impresionantes y nos hacen dudar si nos endeudamos con pagos a meses sin intereses para comprárselos o si mejor optamos por el caballito hecho de palo de escoba y tela o esa muñeca sin tanta tecnología integrada.

Algunas madres o padres optan por el tradicional trenecito de madera, pero para superar la culpa de no comprarle algo educativo, también se llevan la última versión de alguna computadora portátil infantil para que aprenda letras, colores y formas geométricas en inglés y español y si es posible, en chino mandarín.

El buen juguete tiene que ser simple y divertir.

No hay duda que muchos juguetes “educativos” no son más que juguetes tradicionales rebautizados. Por ejemplo, hace poco vi un xilófono de colores brillantes con una caja e instructivo que indicaban los beneficios cognitivos, las habilidades sociales y el desarrollo de la inteligencia emocional que sus usuarios tendrían, cuando en realidad es el mismo instrumento que los niños han tocado durante casi cuatro mil años, sin que se haya desarrollado nada de lo anterior en sus antiguos usuarios.

Es el juego el que resulta educativo, no el juguete en sí.

El buen juguete permite que el niño imagine, el mal juguete imagina por él o ella. Muchos juguetes modernos imponen a lo niños la historia de alguna otra persona, por lo que los niños no desarrollan su imaginación. Los juguetes básicos, (piezas de construcción, muñecas, juguetes de arrastre, plastilina, lápices de colores y papel) son lo mejor.

Cuando los juguetes hacen demasiado, los niños hacen muy poco. Juguetes demasiado activos producen niños inactivos.

No creo que Einstein haya utilizado juguetes especiales para ser quien fue. Cuanta más imaginación e inteligencia ha puesto el inventor en el juguete, menos margen hay para la imaginación y creatividad del niño.

Y por cierto, los juguetes no tienen género, la muñeca o el cochecito son estupendas opciones para que niños y niñas jueguen. Los niños necesitan juguetes que les permitan ser niños, imaginar, inventar, crear. Que los juguetes que elijas para ellos no les cierren la imaginación y se aburran con facilidad, exigiéndote el siguiente estímulo o experiencia electrónica.

El buen juguete es el que hace menos para que tus hijos hagan más.

 

“Jugar es trabajo de niños.” María Montessori

 

Lecturas recomendadas sobre el tema

Bajo presión, de Carl Honoré, RBA.

Educational toys? An old box teaches just as much. Amelia Hill, Observer, 25 de septiembre de 2005.

Disciplina inteligente, de Vidal Schmill,

www.escuelaparapadres.com


Vidal Schmill impartirá un conferencias en noviembre y febrero en The Woodlands, para mayor información favor de solitarla a info@asociacionamiga.org 

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