EDUCACIÓN

DESPEJANDO LA MENTE PARA UN MEJOR ENFOQUE

Es habitual pensar que nuestros hijos deben dedicar gran parte de su tiempo al estudio para obtener buenos resultados en la escuela. Sin embargo, una nueva investigación demuestra que entre más disponen de tiempo de ocio mientras estudian, mejores resultados académicos generan.


Todos sabemos que a veces para obtener mejores resultados debemos intensificar nuestras prácticas; pero también resulta igual de importante en algunas ocasiones, obligarnos a descansar y despejar la mente para optimizar nuestro enfoque.

Es hora de preguntarnos si estamos eliminando ese tiempo libre de nuestros hijos, en el que se desarrollan habilidades sociales muy necesarias en la niñez.

¿Qué pasaría si aumentamos los minutos de juego en el horario escolar de los niños?

Con la presión de los exámenes estandarizados, en muchas escuelas del país se ha ido disminuyendo el tiempo que se le dedica a contenidos como ciencias, arte, estudios sociales, música, drama y otras materias esenciales para desarrollar un carácter íntegro. Cada vez que los administradores escolares se han preguntado cómo podemos mejorar el desempeño académico, se han desarrollado planes de acción que ofrecen enriquecimiento y profundización en matemáticas y lenguaje. Pero contrario a este planteamiento, varios licenciados de la Texas Christian University (TCU) optaron por preguntarse, ¿qué pasaría si aumentamos los minutos de juego en el horario escolar de los niños? Para algunos maestros y padres esto pareció ser una locura. 

TCU está liderando este programa de cambio en alianza con varias escuelas de Fort Worth y distritos escolares de su área metropolitana. El proyecto se enfoca en cuatro áreas específicas: presentar distintos tipos de evaluaciones, reestructurar los horarios diarios, dedicarle el mismo tiempo a cada área de contenido y aumentar el número de minutos con actividad física diaria. El primer semestre de implementación acabó en diciembre y los resultados son excelentes. Los niños reciben 60 minutos de recreo divididos en cuatro descansos de quince minutos cada uno. Las evaluaciones en estas escuelas han demostrado una mejoría drástica en el área académica, social y disciplinaria.

Este tipo de innovaciones nos hacen cuestionar el sin fin de actividades que les presentamos hoy en día a nuestros hijos. Los niños se levantan para ir a la escuela, asisten a clases durante la mayor parte del día, regresan a casa a estudiar en la tarde y no tienen tiempo libre hasta finalizar el día, justo cuando ya es hora de dormir. Estamos viviendo en una sociedad altamente competitiva y quizá llegó el momento de evaluar cómo decidimos usar el tiempo disponible. ¿A qué edad se debe pasar de la diversión a la competencia? La psicóloga clínica Paula Bloom afirma con urgencia que debemos ayudar a nuestros hijos a encontrar el balance entre ser y hacer. Es hora de preguntarnos si estamos eliminando ese tiempo libre donde se desarrollan habilidades sociales muy necesarias en la niñez.

Estamos viviendo en una sociedad altamente competitiva y quizá llegó el momento de evaluar cómo decidimos usar el tiempo disponible

No debemos subestimar la oportunidad de crecimiento social y cognitivo que se presenta en momentos informales. Estos momentos de juego no llevan estructura, y permiten con flexibilidad desarrollar virtudes únicas, intentar nuevas ideas y entender situaciones sociales. Adicionalmente, tener la libertad de escoger cómo ocupar el tiempo libre es clave para educar niños y jóvenes con iniciativa y seguridad. Podemos guiarlos, enfocarlos y apoyarlos a desarrollar sus talentos. Sin embargo, así como tenemos el deseo de ofrecerles todas las oportunidades posibles a través de distintas clases; también tenemos la responsabilidad de ofrecer horarios que permitan vivir la infancia junto con todos sus triunfos, lágrimas, experimentos y lecciones de vida.

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